¿Por qué cuesta perdonar? Las claves para saber reconciliarse

La importancia del perdón

Nos cuesta perdonar y es una cuestión de supervivencia. El cerebro está programado para estar alerta, detectar el peligro y protegerse contra cualquier cosa que quiera hacernos daño.

Nos cuesta perdonar por supervivencia. Cuando nos infringen algún daño se crea un resentimiento hacia esa persona que hace que nos alejemos de ella, que nos cueste olvidar. Es una manera bastante inteligente de evitar que nos vuelvan a hacer daño. Sin embargo, al cerebro se le olvida que la vida ya no es solo supervivencia. Vivir supone adaptarnos y ser flexibles  a las circunstancias que nos vienen, necesitamos estar rodeados de gente porque somos seres sociales y no podemos ir apartando sin ton ni son todo el que nos daña alguna vez. Al cerebro se le olvida que la vida es disfrutar, ser feliz y con resentimiento no se puede conseguir este objetivo.

El rencor es una carga difícil de llevar, pesa en tu vida y no te deja avanzar, te hace gastar energías rumiando el problema y preguntándote porqué te hicieron daño, qué culpa tenías tú, si lo merecías o no y odiando a quién te lo infringió.

La primera clave que necesitas para avanzar hacia el perdón es tener claro que perdonar no es olvidar; es una decidir que tomas para recordar sin rencor y sin dolor. Es un trabajo de aceptación de lo ocurrido que llevará en unos casos a introducir de nuevo esa persona en tu vida o no, y simplemente perdonar para deshacerte de esa carga.

Una vez decidas perdonar, lo siguiente es plantearte cómo quieres hacerlo, qué herramienta puedes utilizar. Aquí tienes algunas ideas:

  1. Perdona a través de la empatía. Como vimos en el artículo “Empatía. Clave de las relaciones”, ponerte en el lugar del otro y tratar de entender qué motivos le llevaron a actuar de forma que te hizo daño es fundamental para mantener una relación a largo plazo. Empatizar no es estar de acuerdo. Empatizar es comprender, no compartir. Puedes entender que por un despiste, movido por la ira o por un mal entendido, teniendo en cuenta cómo es esa persona, terminara haciéndote daño. ¡Otra cosa es que te parezca bien! Pero a partir del entendimiento, puedes dejar fluir el rencor.
  2. Compadécete de la otra persona. No siempre se hace daño a posta. Todos tenemos derechos a cometer errores. En cualquiera de los casos, cuando ves que cometes un error y haces sufrir a alguien que quieres, tu sufrimiento puede ser aún mayor. Ten piedad del infractor y aleja tu resentimiento.
  3. El que esté libre de pecado… No has tenido por qué cometer el mismo error, la misma traición… Pero has de reconocer que todos somos humanos. Valora si te merece más perder a esa persona que ser humilde y reconocer que todos podemos caer. En el artículo “Superar una infidelidad” vimos un buen ejemplo de estos casos. La clave aquí será en si perdonar supondría traicionar tus valores o a ti mismo.
  4. Y si a pesar de haber intentado lo anterior, no lo consigues… Vuelve al principio del artículo, el cerebro busca por encima de todo la supervivencia. Perdona para encontrarla, para seguir viviendo feliz, perdona no por el otro, si no por ti. Deja atrás y mira hacia adelante, aunque el hecho quede en tu pasado.

Zoraida Rodríguez Vílchez

www.zrpsicologos.es

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