Cuando llega el final

Cuando llega el final de una etapa es el momento de reflexionar, de hacer balance del año o de la temporada y repasar todo lo que ha pasado durante ella. A muchos de nosotros se nos queda una sensación amarga, de vacío, extraña cuando se acerca el final de algo. La verdad es que es raro, pero no deja de ser un cambio más al que adaptarnos.

En el ámbito deportivo, estas fechas son de cierre de temporadas, de fin de competiciones, de… hasta luego. Felicitar a unos y dar ánimos a otros, pero en definitiva reflexionar. Y es positivo que así sea, pues si no hacemos balance de la situación no podremos sacar todo el jugo de nuestra labor. A veces da miedo, o incluso pereza, ponerse a ello, especialmente si tenemos que ser conscientes y darnos cuenta de nuestros errores o de aquello que falló. El valiente es el que acepta lo que ha ocurrido y tiene el coraje para cambiarlo. Así que seamos valientes.

Deporte, trabajo, colegio, amistades, líderes de grupo o integrantes del mismo… todo tiene un fin y si queremos gestionarlo de forma adecuada, tenemos que tener en cuenta las condiciones psicológicas que influyen.

Cuando nos acercamos al final de una etapa, si el grupo ha llegado a ser eficiente podemos encontrarnos con que es el punto más álgido de su efectividad, pues todo lo que hemos trabajado en él está eclosionando en ese momento. Si este es el caso, debemos aprovechar al máximo esa oportunidad y dejar que el trabajo y el grupo fluyan hacia la consecución de los objetivos.

Sin embargo, también es lógico que surjan ciertas resistencias, cierto aletargamiento e incluso puede ocurrir que las habilidades de trabajo en grupo han desaparecido. Tener la mente en las vacaciones o el simple hecho de ser consciente de que una etapa buena de nuestra vida acaba… desconcierta a cualquiera. Incluso, ese malestar por la anticipación del fin se puede manifestar con comportamientos en contra del líder o de los mismos compañeros si la persona no sabe reconocer que, simplemente, echará de menos esto. Por ese motivo es positivo hablar sobre el final del grupo o de la etapa, compartir emociones y pensamientos, hacer un repaso a lo que hemos conseguido y lo que se quedó atrás, y ayudar al grupo a perpetuar de alguna manera la experiencia vivida de forma que siempre quede el recuerdo. Cuando trabajamos en este sentido logramos aún más la cohesión del grupo, más que mejor si nos vamos a encontrar próximamente.

Por desgracia, hay grupos o situaciones en las que no nos hemos sentido cómodos, y cuando vemos que se acerca el final, sentimos hasta alivio. Qué pena, pero así es. No queda más que cruzar los dedos para que la siguiente aventura sea más positiva.

Si estáis en algún momento de vuestra vida en el que de alguna manera tenéis que decir adiós, no os precipitéis, aunque duela. Es una experiencia más de vuestra vida de la que siempre podemos aprender.

 
Zoraida Rodríguez Vílchez
@ZoriPsicologa

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