La psicología del miedo al coronavirus y las claves para manejarlo

¿Cómo afrontar y superar el miedo al contagio?

Las personas tenemos la idea errónea de que hay emociones positivas y negativas, y claro está, huimos y hacemos todos los esfuerzos posibles para tratar de evitar estas últimas.

Tenemos que erradicar esta idea de nuestra cabeza y asumir que TODAS LAS EMOCIONES SON BUENAS. Lo son porque todas SIRVEN PARA ALGO, aunque nos hagan sentir cierto dolor.

En el artículo “No evites tus emociones”, expliqué la función de cada una de ellas.

Hoy nos centramos en el miedo, que tanto sentimos desgraciadamente por la pandemia en la que nos vemos envueltos. Muchos de mis pacientes me hablan de este miedo, quieren manejar esa emoción evitarla, no soportan esa situación; pero lo primero que tenemos que hacer es entender esa emoción.

¿Qué es el miedo? El miedo es una emoción funcional. Activa mi cuerpo ante un peligro y le hace estar alerta. Cuando sientes miedo tus ojos se abren de par en par, tu pulso se acelera, tus músculos se tensan y te preparan para observar la amenaza y actuar en consecuencia.

Por tanto, el miedo no es malo, el miedo nos ayuda. El problema surge cuando:

  • El peligro no es real o
  • La intensidad de nuestro miedo no es proporcional a la situación y bien, es tan elevada que nos bloquea; o tan baja que te hace descuidado ante el peligro.

¿Qué está pasando en el caso del coronavirus? Aquí, el peligro es real. ¡Y tan real! Por tanto, tiene sentido tener miedo; el problema es que la intensidad del miedo, a muchas personas, se le ha disparado y están sufriendo gran ansiedad, ataques de pánico o están teniendo comportamientos perjudiciales o extremos.

Que la amenaza no sea perceptible al ojo humano (si le tienes que tener miedo a un perro que te gruñe, sabes lo que tienes que hacer: quitarte de en medio bien rapidito) no facilita para nada la situación, puesto que al no poder verlo, sientes que tienes menos control y el miedo se dispara.

La sobre-información, los bulos, las historias en que se recrean en detalles escabrosos… tampoco facilitan. Recordemos que el objetivo es TENER PRECAUCIÓN, no bloquearnos. La información veraz correcta y concisa es lo que nos ayuda; ni más, ni menos.

Cuando el miedo nos supera, podemos llevar a cabo conductas perjudiciales o no recomendables: lavarnos en exceso o con productos demasiado fuertes que perjudiquen nuestra salud, desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo de limpieza, ataques de pánico ante cualquier síntoma que detectemos, actitudes negativas de evitación hacia otras personas que rallen lo paranoico, o más adelante tras el confinamiento, desarrollar pánico a salir o cierta “agorafobia” o dejar de ir al supermercado o farmacia por productos necesarios.

¿Qué podemos hacer ante este miedo al contagio?

  • En primer lugar, permítete sentir miedo. Cuanto más nos prohibimos una emoción, con más intensidad aparece.
  • Regula la intensidad de este miedo, trabajando en tus pensamientos irracionales que potencian el miedo y te bloquean.
  • Atiende a aquello que realmente puedes controlar: mientras cumplas el confinamiento y las medidas de seguridad que te indican las autoridades, no tienes por qué contagiarte. Hemos comentado que el miedo aumenta porque en esta ocasión, no vemos la amenaza, no vemos el virus. Por tanto, coge control en donde tú sí puedes; y esas son las medidas de seguridad.
  • Dosifica y regula la información: atiende solo a información contrastada, pide a las personas en tus redes sociales que no te envíen de forma masiva videos o audios, elige unas noticias al día y no estés todo el día con la tele puesta.
  • No evites. No dejes de hacer lo que tengas que hacer por miedo. Quiero decir: si hay que salir al super porque tienes la nevera vacía, sal. Cuando más se evita un miedo, más crece éste.
  • Practica alguna técnica de relajación. Puedes utilizar la relajación muscular progresiva o alguna técnica de respiración. En los enlaces te explico cómo.

 

Zoraida Rodríguez Vílchez

www.zrpsicologos.es

 

Post relacionados

Los enemigos de las nuevas circunstancias

Mi primer tweet decía: “Si ahora no tienes buena suerte, tal vez sea porque tus circunstancias son las de siempre. ¡Empecemos a cambiar circunstancias!” Y desde que escribí esa frase, parece que todo se ha teñido con ese color. La semana pasada me invitaron a la PinkSlip Party, un evento de networking en el que … saber más

¿Qué puedo hacer para ayudar a una persona con depresión?

La depresión es un trastorno mental caracterizado por apatía y estado de ánimo bajo, de manera que la persona no quiere hacer nada, no se siente reforzada por situaciones que antes sí lo hacían, y eso hace que poco a poco se aísle. En España hay millones de personas que tienen depresión, por esto, seguramente … saber más

No puedo parar de comer comida basura

“Somos lo que comemos” – una frase que escuchamos muchas veces a lo largo de nuestra vida, pero ¿qué significa esto realmente? El cuerpo humano funciona como una máquina, donde mente y cuerpo están conectados y donde las emociones tienen un gran papel. Lo que comemos y el estilo de vida que llevamos influye en … saber más

Sin mi media naranja

En febrero, el mes del amor, puede que escuchemos mucho esta frase. Y es que hay muchas personas que viven buscando y esperando a encontrar su media naranja. Desde el príncipe azul de los cuentos, a los consejos de las madres a sus hijos (“busca una buena mujer, que sea ordenada, que tú eres un … saber más

Respiración abdominal para controlar el estrés

El arousal, el nivel de activación que tiene mi cuerpo a la hora de competir, fue el tema que tratamos la semana pasada. Es frecuente que ante una situación tan importante para nosotros, nuestra activación aumente más de la cuenta. La respiración abdominal es una de las estrategias que puedes utilizar para regular esta activación … saber más

Cáncer: ganar (positiva-mente) la batalla

DEL “NO ME LO CREO” A “¿Y SI SE HAN EQUIVOCADO?” “Claudia, tienes cáncer” – esas palabras resonaban en su cabeza como se oyen los pasos de un extraño en un callejón oscuro: en mitad del silencio, tranquilas al principio, apresuradas después y peligrosas. Y constantes, muy constantes: tanto que no se las podía quitar … saber más