Controla tus nervios ante una entrevista de trabajo

¿Por qué nos ponemos tan nerviosos ante una entrevista de trabajo? Hay diferentes motivos para ello:

  1. El primero de todos está relacionado con la necesidad. Lo normal, es que si vamos a una entrevista de trabajo sea porque necesitamos ese trabajo. Ya sea porque ansiamos salir de nuestro puesto actual o porque estamos en el paro, esa entrevista es para nosotros una oportunidad de cambio. Sentimos que “necesitamos” ese trabajo.
  2. Las entrevistas de trabajo son percibidas como una evaluación. Sentimos que el entrevistador nos está juzgando: juzga nuestra profesionalidad, nuestra experiencia profesional, si nuestros estudios son suficientes para ese puesto, o si tenemos las competencias que la empresa busca…
  3. Miedo al fracaso: que no nos cojan tras la entrevista suele ser evaluado como un fracaso, incluso como un fracaso personal. El “no” recibido lo vemos como un atentado a nuestra valía.
  4. Nos pone en una situación de inferioridad: hay quien en una entrevista de trabajo se siente menos valioso que el entrevistador. Percibe que el entrevistador es quien tiene el mando y el control y está a su merced.
  5. Incertidumbre: siempre nos pone nerviosos aquello sobre lo que no tenemos información. No sabemos qué nos van a preguntar, cómo será, cómo llegar…

Consejos para controlar el nerviosismo. Cuándo la autoayuda no es suficiente

¿Qué podemos hacer para controlar nuestros nervios? Aquí tienes algunos consejos:

No veas la entrevista como una situación límite en la que puede cambiar tu suerte y si fallas, todo seguirá mal. Nunca sabes lo que te vas a encontrar en ese nuevo puesto de trabajo. Como en las parejas, no siempre vas a acertar a la primera. Mentalízate de que debes hacer varias entrevistas hasta que seas escogido.

– La evaluación no es solo hacia ti. Está claro que en la entrevista necesitan ver si cumples el perfil, pero tú también evalúas: tú también eliges si perteneces o no a esa empresa. Estar a disgusto en un trabajo, no compartir su filosofía, hacer tareas inferiores o superiores a tus capacidades… Lleva a que te quemes en ese trabajo antes o después. Con respeto, utiliza la entrevista para tú también hacer preguntas, interesarte por la filosofía de la empresa, sus objetivos, su método de trabajo o las tareas de las que te ocuparás.

– El “NO” no es un rechazo hacia ti como persona. Puede que no cumplas el perfil que piden, pero eso no significa que seas malo por ello, ni mucho menos que hable de tu valía personal. Estás juzgando tu parte profesional. Que busquen alguien muy calladito cuando tú eres súper extrovertido no te hace malo por ello, simplemente buscan algo diferente.

– Ten una actitud asertiva: todos somos iguales, no por estar sentado en ese sillón de piel la otra persona es más que tú. Trata de hablar con seguridad, de forma firme y trasmitirás esa valía.

– Infórmate todo lo que puedas: busca en la web de la empresa, artículos en internet, puedes incluso contactar por LinkedIn u otras redes sociales con trabajadores para informarte. Prepara tu entrevista: repasa tu curriculum, hazte un listado de preguntas frecuentes y prepara tus respuestas.

– Practica alguna técnica de relajación que disminuya tu nivel de ansiedad.

– Mentalízate a tener la actitud “no vengo a mendigarte un trabajo, vengo a venderme”.

En otros países tienen mucho más clara esa actitud. Aquí nosotros a veces hasta parece que nos da vergüenza decir que buscamos empleo. Eres valioso, competente, aun cuando te falte experiencia seguro que tienes cualidades que puedan compensar esa carencia. Trabaja en tu discurso.

Zoraida Rodríguez Vílchez

www.zrpsicologos.es

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