Aumento del consumo del alcohol, el otro efecto de la pandemia

Aumento del consumo del alcohol, el otro efecto de la pandemia

La paralización y el confinamiento producido por la COVID-19 ha supuesto la pérdida de rutinas y hábitos que teníamos instaurados. A su vez, nuestro estado de salud mental ha podido verse afectado y en numerosos casos ha provocado el aumento de abuso de sustancias tóxicas, en especial el alcohol, como estrategias ineficaces de combatir procesos como ansiedad, estrés o depresión.

El alcohol es la sustancia adictiva que más muertes causa a nivel mundial, y pese a que su consumo se consideraba una conducta más característica del género masculino, en las últimas décadas se ha ido equiparando su ingesta en función del sexo, a la par que la edad de inicio de consumo ha ido reduciéndose, datándose incluso anterior a los 13 años en la actualidad.

La pandemia ha originado un incremento de venta de alcohol y unas conductas de consumo solitarias en numerosos casos. En un principio, la toma de alcohol se ha utilizado para paliar el estrés derivado de la situación de confinamiento, error extendido puesto que, aunque a priori el efecto inicial sea de relajación –por su naturaleza depresora del sistema nervioso-, su consumo correlaciona con alteraciones del sueño, interfiere en las relaciones sociales, es generador de ansiedad y evidentemente, procesos de dependencia y adicción.

A la par, el consumo de alcohol está relacionado con enfermedades respiratorias y debilita el sistema inmunológico, lo cual, es contraproducente ante el COVID-19.

¿Cuáles son las consecuencias del consumo de alcohol por el confinamiento?

El alcohol tiene un efecto enormemente perjudicial en nuestro cerebro, alterando nuestra conducta y funciones cognitivas como puede ser la capacidad de atención, concentración, coordinación motora, lenguaje y memoria entre muchas otras. Igualmente señalar, que cualquier consumo de esta sustancia, por pequeño que sea, es perjudicial para nuestro organismo, como bien señalan diversos estudios que avalan que los distintos patrones de consumo –diario, puntual, o por atracón (binge drinking)- se relacionan con alteraciones neurológicas y diversas enfermedades.

Entre las consecuencias de su consumo durante el confinamiento, además de aumentar la probabilidad y frecuencia de conductas de riesgo y todo tipo de violencia interpersonal, puede originar un trastorno por consumo de sustancias –que generalmente suelen acompañadas del abuso de varias sustancias- y empeora otros procesos psicológicos provocando diagnósticos de patología dual.

Es importante que, si durante la cuarentena nuestro consumo de alcohol ha aumentado, seamos conscientes de ello y podamos frenarlo antes de que llegue al abuso. Si crees que has podido pasar la línea, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.

Jessica
Psicóloga de Zoraida Rodríguez Centro de Psicología

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