Trastorno adaptativo mixto

Trastorno Adaptativo Mixto, qué es, Síntomas y Causas

En algún momento de la vida, todos atravesamos situaciones difíciles que pueden desbordar nuestra capacidad de afrontamiento: nuevas etapas, pérdidas, rupturas, enfermedades o situaciones inesperadas. Para la mayoría, estos eventos generan malestar momentáneo. Sin embargo, estas reacciones emocionales pueden hacerse más intensas y afectar significativamente a la vida diaria. En estos casos, puede aparecer lo que se conoce como trastorno adaptativo mixto. A continuación, exploramos en profundidad en qué consiste, cómo se manifiesta, qué lo desencadena y cómo buscar ayuda.

¿Qué es el trastorno adaptativo mixto?

El trastorno adaptativo mixto es una respuesta emocional desproporcionada frente a un cambio o situación estresante en la vida, como una ruptura sentimental, la pérdida de un trabajo, cambio de país o enfermedad. El subtipo “mixto” hace referencia a que aparecen síntomas tanto ansiosos como depresivos. No se trata de un trastorno de ansiedad o una depresión mayor como tal, pero sí de un malestar clínicamente significativo que afecta la vida cotidiana.

Este trastorno suele comenzar poco tiempo después de que ocurre el evento estresante y puede durar semanas o meses si no se atiende adecuadamente. No implica una “debilidad” emocional, si no una sobrecarga temporal ante una situación que es desafiante y, ante la cual, no tenemos herramientas de afrontamiento disponibles para hacerle frente. La persona siente que no logra “adaptarse” a lo que le ha tocado vivir, como si la situación la sobrepasara emocionalmente.

Síntomas del trastorno adaptativo mixto

Los síntomas varían de una persona a otra, y pueden presentarse en el plano emocional, conductual o físico. Los más comunes incluyen:

  • Tristeza persistente o sensación de vacío o desesperanza.
  • Preocupación excesiva y pensamientos negativos repetitivos.
  • Irritabilidad o sensación de estar desbordado fácilmente.
  • Dificultades para concentrarse o tomar decisiones.
  • Cambios en el sueño.
  • Aislamiento social o pérdida de interés por actividades antes placenteras.
  • Síntomas físicos como dolores de cabeza, molestias digestivas o tensión muscular. 

Lo importante es que estos síntomas aparecen como respuesta a una situación concreta (una pérdida, una mudanza, un despido, etc.), y provocan un deterioro en el bienestar personal, laboral o social. 

Causas y factores desencadenantes

El origen del trastorno adaptativo está, como comentado, en un evento estresante que tiene lugar. Este evento es intenso para la persona, y así lo percibe y procesa internamente, pero no tiene que ser visto objetivamente desde fuera como tal. Algunas de las causas más habituales incluyen:

  • Pérdidas afectivas: como el fallecimiento de un ser querido o una ruptura sentimental.
  • Cambios laborales: despidos, malas condiciones en el trabajo o exceso de responsabilidades.
  • Cambios importantes en el estilo de vida: como mudarse, cambiar de país o ingresar a la universidad.
  • Problemas económicos o inseguridad financiera.
  • Diagnósticos médicos que alteran el proyecto de vida.

También influyen ciertos factores personales que aumentan la vulnerabilidad, como la historia previa de trauma, la falta de apoyo emocional, o un estilo de afrontamiento menos flexible.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico lo realiza un profesional de la salud mental (psicólogo o psiquiatra), a través de entrevistas clínicas donde se exploran los síntomas, el contexto actual y la vida de la persona, además de la observación del estado emocional del paciente. No se basa en una prueba médica, sino en la identificación del evento estresante y la relación con el inicio de los síntomas; una intensidad de malestar que es considerada desproporcionada respecto a lo que cabría esperar y una alteración significativa en el funcionamiento diario de la persona. 

Consejos para afrontarlo

Aunque cada proceso es único, superar un trastorno adaptativo mixto requiere un enfoque activo, donde la persona no solo espera que el tiempo lo cure todo, sino que toma medidas para mejorar su bienestar. Algunas estrategias que pueden ayudarte a transitar este momento podrían ser:

  • Hablar sobre lo que pasa y cómo te sientes, ya sea con personas de confianza o en un espacio terapéutico, lo cual ayuda a aliviar la carga emocional. 
  • Mantener rutinas básicas de sueño (como horarios regulares de sueño), alimentación y movimiento, aunque cueste.
  • Evitar el aislamiento: la conexión social es una fuente de apoyo, un buen factor protector. 
  • Practicar técnicas de regulación emocional. Hay diferentes técnicas, como pueden ser: respiración lenta, relajación, mindfulness, etc. 
  • Sé amable contigo mismo. Puedes escribir sobre cómo te encuentras, qué estás sintiendo y cómo te hablas a ti mismo. Intentar no juzgar lo que sentimos como emociones “malas” o “exageradas”. Estás atravesando algo difícil, y sentirte así es válido.
  • Identificar pensamientos negativos automáticos y cuestionarlos desde una mirada más compasiva y realista.

¿Cómo acudir a un profesional?

Dar el paso de buscar ayuda puede ser difícil, pero es uno de los más importantes. Si los síntomas persisten más allá de unas semanas e interfieren en tu vida diaria, lo ideal es acudir a un experto en la materia, en este caso, un psicólogo. 

En terapia, se te acompaña de una manera individualizada, entendiendo tu situación personal y ayudándote a procesarla emocionalmente, desarrollando nuevas herramientas para que puedas adaptarte mejor a la situación. 

Si necesitas iniciar tu proceso, estamos aquí para ayudarte

Jesica Morillas

Psicóloga general sanitaria en Zoraida Rodríguez Centro de Psicología

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