Qué es la onicofagia y qué implicaciones emocionales tiene
¿Qué es la Onicofagia?
La onicofagia se conoce comúnmente como el hábito de morderse o comerse las uñas. Aunque en la mayoría de los casos no se convierte en una patología y se trata de un problema transitorio, puede llegar a convertirse en un problema de control de impulsos, caracterizándose por ser un hábito repetitivo, involuntario e incontrolable, que provoca daños tanto físicos (en los dedos, los tejidos o la boca) como sociales (vergüenza, impotencia por no poder controlarlo o estigma social), causando malestar a la persona que lo padece.
Causas de la Onicofagia
Desde la consulta, solemos considerar la onicofagia como un hábito nervioso, producto de una falta de control de impulsos. La conducta de morderse las uñas suele considerarse una reacción automática que puede manifestarse en momentos de estrés, frustración, fatiga o aburrimiento, siendo una vía de escape para estas emociones ya que suele estar asociado a la disminución de la tensión emocional.
Implicaciones Emocionales de la Onicofagia
El hecho de que este hábito se asocie a la disminución de emociones como la ansiedad o el aburrimiento hace que la conducta de morderse las uñas quede reforzada y que de esta manera se repita hasta automatizarse, puesto que se trata de una estrategia de afrontamiento del estrés útil a corto plazo, por la rápida reducción del mismo.
Sin embargo, a medio y largo plazo, la conducta de morderse las uñas no conlleva otra cosa que malestar. Por un lado, porque las situaciones estresantes a las que tiene que hacer frene la persona no desaparecen y tiene que exponerse igualmente y, por otro lado, los problemas físicos que conlleva el morderse las uñas como heridas en la boca, infecciones, dolor en los dedos y los tejidos lesionados, tienen un impacto negativo en el estado anímico de la persona que se muerde las uñas, además de la impotencia que genera el no ser capaces de controlar la conducta.
Tratamiento y Estrategias de Manejo
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
En consulta solemos observar en los casos de onicofagia que la conducta cumple una función para el cliente. A través de un enfoque cognitivo-conductual identificamos dicha función (función reguladora de emociones desagradables como la ansiedad, compulsión en casos de TOC, función activadora cuando estamos aburridos, etc.) y trabajamos proporcionando estrategias funcionales y adaptadas al cliente como estrategias para gestionar pensamientos irracionales, técnicas de relajación, resolución de problemas…
Técnicas de modificación de conducta
Para reducir la conducta problema en sí (morderse las uñas), las técnicas de modificación de conducta cuentan con mayor evidencia.
El primer paso consiste en hacer consciente al cliente de la frecuencia con la que se da la conducta problema, a través de autorregistros de frecuencia. Una vez establecida la línea base podemos utilizar técnicas como el moldeamiento de conductas adaptativas y la exposición con prevención de respuesta a las situaciones desencadenantes de la conducta de morderse las uñas.
Normalmente este tipo de intervención se realiza de manera guiada, trabajando de manera gradual en la reducción del hábito e incluyendo reforzadores positivos (sobre todo en el caso de los niños) tras conseguir interrumpir la conducta de morderse las uñas o impidiendo la aparición de esta ante los desencadenantes habituales.
Sustitución del Hábito
La sustitución del Hábito o Inversión del Hábito es el procedimiento terapéutico ideado por Azrin y Nunn en 1973 como la técnica modificación de conducta más frecuentemente utilizada a la hora de reducir y/o eliminar comportamientos repetitivos y desadaptados, como el hábito de morderse las uñas.
Una vez que el cliente es consciente de la frecuencia de la conducta y de las situaciones en las que aparece, tratamos de buscar conductas incompatibles con la conducta de morderse las uñas para que el cliente pueda llevarlas a cabo en lugar de la conducta problema, impidiendo que esta aparezca. Por ejemplo: apretar una pelota anti-estrés cuando se siente la necesidad de morderse las uñas, mascar chicle, mantener las manos ocupadas con otro objeto…
La conducta alternativa debe reunir las siguientes condiciones:
- Que impida la conducta de morderse las uñas
- Que se lleve a cabo durante al menos 1 minuto
- Que sea socialmente aceptable o que pase desapercibida a nivel social
- Que fomente un movimiento antagonista al de la conducta indeseada (por ejemplo, apretar una pelota antiestrés impide que me lleve la mano a la boca).
Apoyo Profesional
Habitualmente, la onicofagia es un problema al que se le ha prestado poca atención debido a su elevada frecuencia y la normalización de este. Aunque en muchos casos tiende a desaparecer con el tiempo, es verdad que puede llegar a convertirse en un problema resistente, que se agrava en períodos de estrés y que genera malestar y frustración debido a la alta tasa de recaída. Por eso, contar con el apoyo profesional de un psicólogo puede permitirte ir más allá de los remedios convencionales como el uso de líquidos amargos y otros remedios, para trabajar centrándonos en la conducta problema, proporcionándole otras alternativas más duraderas en el tiempo.
Referencias
Cortés-Aguado, E. y Oropeza-Tena, R. (2011). Intervención conductual en un caso de onicofagia. Enseñanza e investigación en psicología, 16(1), 103-113.
González-Calderón M., Baile-Ayensa, J. (2010). Usos terapéuticos de la técnica de inversión de hábito: una revisión. Interpsiquis.
Salgado-Serrano, G. y Oropeza-Tena, R. (2012). Onicofagia: estudio de caso de una mujer adulta. Uaricha Revista de Psicología, 9(20), 71-87.
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